martes, 1 de noviembre de 2011

La tarea del héroe


Y precisamente en la línea de mi última entrada, por circunstancias que no controlo me veo hoy separado por caros billetes de vuelo de tres de los pilares sobre los que se sostenía mi tiempo perdido estos últimos años. La consecuencia más inmediata es un exceso de horas para mi persona que he intentado enriquecer de la manera más exitosa posible sin darme cuenta de que, al margen de lo que haga, cada vez que estoy solo, peso menos. Porque todo el tiempo que paso a solas lo hago sin identidad.

Así es como he entendido el verdadero sentido del anonimato del héroe, ese cuyas acciones no están desacreditadas por su pasado o por la persona que es. Ese que se puede permitir ser su opuesto cuando lleva máscara. He escuchado muchas veces que conocerse más a uno mismo pasa por disfrutar del tiempo en solitario, pero es mentira. Porque cuando nadie nos ve, no somos nadie. Cuando estás solo no tienes nombre porque nadie te pronuncia. Los adjetivos que nos califican (al fin y al cabo, gran parte de nuestra identidad) vienen de fuera, son dependientes de una audiencia juez que puede ser tan desacertada como dispar. Pero no cometas el error de pensar que el tiempo en solitario no cuenta, porque la audiencia nos califica, pero el tiempo sin identidad, paradójicamente,  nos define. Cuando estás solo tienes la verdadera oportunidad de ser en esencia el más altruísta o el más egoísta. Por eso deberías medir bien lo que piensas, sientes y haces cuando las luces están apagadas, porque es lo que realmente diferencia al héroe del villano.

1 comentario:

  1. Siento estar en contra de este artículo, el cual he de decir que me ha gustado mucho, sobre todo por cómo se ha escrito. Pero citando a Sartre en El Ser y la Nada te diré que siempre seremos alquien aún estando en solitario, pues nuestra propia conciencia es la que nos nombra. Siempre estamos marcados por el reflejo de aquellos con los que vivimos.

    ResponderEliminar